Que el Diccionario de Oxford la declare “palabra del año” es una posverdad en sí misma
La posverdad está de moda. Que el Diccionario de Oxford la declare “palabra del año” es una posverdad en sí misma. ¿Qué hay de nuevo en esto si la verdad fue sepultada por la secularización y el nihilismo a fines del siglo XIX, la manipulación de los medios fue denunciada desde los años 50, y la mentira fue utilizada hasta el cansancio en los sistemas de propaganda de guerras y dictaduras? Lo nuevo no es tan nuevo, pero emergen matices: el contexto de red y la “viralidad” de la mentira; la complicidad entre nuevos liderazgos y adherentes para reinventar la realidad a la medida de sus deseos o fobias, y la rarefacción del acontecimiento en sus múltiples versiones una vez sometido al metabolismo de la sociedad-red. ¿Hay más?
QUIENES PARTICIPAN

Martín Hopenhayn
Graduado del Master en Filosofía en la Universidad de París VIII en 1979, bajo la dirección del filósofo francés Gilles Deleuze…
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Constanza Michelson
Psicóloga de la Universidad Diego Portales y magíster en psicoanálisis. Ha colaborado con diversos medios nacionales e internacionales, como La Tercera, The Clinic, además de Huffington Post, CTXT y NYT de España. Es autora de los libros 50 Sombras de Freud (Catalonia, 2015), Neurotic@s (Planeta, 2017)…
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Martin Hilbert
Doctor en Comunicaciones por la U. de Southern California (EE.UU.), y en Economía y Ciencias Sociales por la U. Friedrich-Alexander…
Leer másOTROS CONTENIDOS QUE PUEDEN INTERESARTE

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El historiador indio Sanjay Subrahmanyam es reconocido por su capacidad de investigar, escribir y enseñar en varios idiomas a lo largo del mundo, y en esta conversación, junto al también historiador Rafael Gaune, exploraron cómo la idea de «viaje» puede enriquecer el oficio de historiador, su investigación y su metodología.

Lectura líquida o el corazón de cristal
En esta charla, la escritora española Mar Venegas, autora de varios libros para niños y adultos que han sido publicados en diversos lugares del mundo, profundizó en cómo la conexión digital constante, la falta de atención y el exceso de exposición a nuestro lenguaje, afecta la manera en que nos comunicamos, una compleja relación afectiva que se teje entre la palabra y el mundo.