Nuestro actual sistema de votación y democracia representativa es la respuesta al desafío de mediar entre la escala y la profundidad de expresión de la voluntad
La revolución de los datos está destruyendo la democracia tal y como la conocemos con la vigilancia, la manipulación de la opinión, el empuje de preferencia, las burbujas de filtro y las cámaras de eco. Pese a la realidad digital en la que vivimos, y de que la democracia es, en esencia, un problema de procesamiento de la información, las instituciones democráticas hoy se parecen mucho a lo que han hecho durante siglos: manejar el exceso de información. Nuestro actual sistema de votación y democracia representativa es la respuesta al desafío de mediar entre la escala y la profundidad de expresión de la voluntad. El procesamiento de información digital tiene la promesa de romper este trade-off. La idea de procesar las diversas preferencias de 7.500 millones de personas parece desalentadora, pero en el ámbito de lo digital, los grandes datos no son una limitación, sino una condición. Tenemos que actuar con rapidez para convertir la amenaza actual en una oportunidad.
QUIENES PARTICIPAN
Martin Hilbert
Doctor en Comunicaciones por la U. de Southern California (EE.UU.), y en Economía y Ciencias Sociales por la U. Friedrich-Alexander…
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