De la curiosidad al conocimiento científico
El camino de un Premio Nobel
La curiosidad como el motor de las ciencias
El año 1991, en su discurso de recepción del Premio Nobel de Medicina, Erwin Neher destacó la suerte como uno de los factores principales; la suerte de haberse formado con buenos profesores, la suerte de investigar el problema correcto y, por sobre todo, la suerte de que sus descubrimientos fueran tomados por otros científicos que hicieron con ellos brillantes experimentos. Sin embargo, hay otro factor determinante en la carrera de Neher: la curiosidad.
Para Erwin Neher la curiosidad es el principal ingrediente de las investigaciones científicas. Fue gracias a ella que, junto a su compañero de laboratorio Bert Sakmann, decidió volver a estudiar la electricidad que circula por el ser humano. Así llegó al increíble descubrimiento de la función de los canales iónicos individuales en las células, que ha servido de base para el método en que actúan muchos de los medicamentos que consumimos actualmente. Debido a este importante hallazgo, ambos fueron reconocidos con el Nobel.
En esta entrevista, el importante físico e investigador alemán, se refiere a lo valiosa que es la ciencia básica y el rol que cumple la curiosidad como el motor de las ciencias.
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